Apego seguro: ¿qué es y cómo incentivarlo de forma saludable?

Nada más importante para un bebé que sentirse seguro y protegido. Las relaciones que establecen con sus cuidadores o figuras paternales cimentan un vínculo conocido como apego seguro, que beneficia a su posterior desarrollo físico y socioemocional. Sin embargo, el apego está presente solo en el 51.6% de los menores, según un estudio publicado en la revista American Psychological Association (APA).

Pediatras y salus escuchan a diario numerosas quejas del tipo «mi bebé no tiene apego conmigo» o «mi hijo se muestra distante y me rehúye». Sin duda es una situación preocupante, pero reconducirla es posible a edad temprana. En las siguientes líneas se explica qué es el apego seguro, cuáles son sus variantes principales y cómo puede fomentarse adecuadamente.

¿Qué es el apego seguro en psicopediatría?

En psicología pediátrica, la definición de apego seguro se refiere a la conexión emocional que un niño establece con sus progenitores o cuidadores. Implica construir en torno al menor un ambiente seguro y acogedor, sin inconsistencias en el apoyo o la atención de sus necesidades vitales (alimentación, sueño, vestimenta) y no vitales (socialización, entretenimiento).

Reconocer el apego seguro en bebés es relativamente fácil. Además de sentirse cómodos y tranquilos en presencia de su cuidador, buscan continuamente su ayuda cuando experimentan inquietud o inseguridad. De verse separados de esta figura, reaccionarán con la protesta y el llanto, una respuesta natural a tan corta edad.

Por el contrario, los niños con apego inseguro carecen de confianza en su cuidador, con quien incluso llegan a evitar el contacto físico. Pueden experimentar ansiedad infantil y desequilibrio emocional. Su respuesta afectiva al verse separado de él es mínima.

Además de los citados, el apego puede adoptar otras formas, dependiendo del comportamiento del bebé y del grado de seguridad que le inspire su cuidador. Si te preguntas cómo saber si mi hijo tiene apego seguro o no, conocer su tipología es útil:

  • Resistente: este tipo de apego se caracteriza por la preocupación constante del menor a ser abandonado por su cuidador. En consecuencia, buscan su compañía en exceso, pero incluso lográndola, permanecen nerviosos y angustiados.
  • Desorganizado: los niños con este apego buscan y rehúyen a su cuidador al mismo tiempo. Por momentos, expresan rechazo hacia él; en su ausencia, permanecen ansiosos hasta recuperar su compañía.
  • Evitativo: este apego se corresponde con niños que desconfían de su cuidador y muestran indiferencia o desinterés hacia él. Su autosuficiencia es excesiva, al punto de no buscar el apoyo de sus figuras paternales en momentos de dificultad.

4 claves para desarrollar el apego seguro en bebés

Desarrollada por el psicólogo John Bowlby, la teoría del apego nos ayuda a comprender las relaciones y vínculos que se establecen entre el niño y sus cuidadores. Respecto a fomentar el apego seguro, ¿Cómo lograrlo?

Ser constantes y predecibles

Conseguir el apego seguro requiere esfuerzo y constancia. Los bebés desarrollan este vínculo afectivo después de identificar los patrones de comportamiento —más o menos involuntarios— de su cuidador y de encontrar en ellos la seguridad y consuelo que necesitan en su día a día.

Escucharles y empatizar con sus problemas

Las dificultades y problemas de los peques de la casa parecen irrisorios a ojos de un adulto: perder su juguete, consumir un alimento que odian, afrontar una separación momentánea, etcétera. Sus cuidadores deben escucharles y empatizar con ellos incluso en estas situaciones. Esta es una de las mejores respuestas a cómo desarrollar apego seguro en niños.

Expresarles afecto

Demostrar afecto no cuesta nada, y supone mucho para el bebé. En edad pediátrica, los infantes son realmente sensibles a las emociones y magnifican cualquier gesto o expresión de cariño. Negárselas por falta de tiempo, estrés en el trabajo u otras causas repercutirá en su apego seguro.

Ser participativo

Participar en sus juegos y actividades tiene un impacto positivo sobre el apego seguro en niños de 0 a 3 años. Porque jugar no es solo una forma de diversión: es una herramienta que les permite interactuar con su entorno, adquirir habilidades cognitivas, desarrollar su creatividad y aprender a relacionarse. Compartirlo con su madre o padre es una excelente forma de aumentar el apego.

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