¿Qué son las ventanas de sueño en el descanso infantil?

Descansar las horas suficientes es importante a cualquier edad y crítico durante la primera infancia. La calidad del sueño en bebes se construye a partir de rutinas y horarios, que repercuten en su bienestar y felicidad y guardan estrecha relación con las ventanas de sueño. Se trata de un concepto cada vez más escuchado en pediatría, pero aún desconocido para la mayoría de los progenitores.

Saber qué son las ventanas de sueño es solo el primer paso. También es recomendable conocer estos periodos de vigilia en profundidad y respetarlos en la medida de lo posible, para evitar efectos indeseados como la irritabilidad o el sobrecansancio.

¿Qué son las ventanas de sueño en bebés?

Que los peques duerman las horas suficientes influye en su desarrollo físico y emocional, favoreciendo a su vez la función cerebral y reforzando el sistema inmunológico. Por este motivo, comprender el sueño del bebé debería ser una prioridad para madres y padres, y es aquí donde entran en juego las famosas ventanas de sueño.

Estos intervalos, también denominados wake windows, hacen referencia al tiempo máximo que el menor permanece despierto entre sus periodos de sueño (incluidas las siestas) en función de su edad. Aunque cada bebé es un mundo, los expertos en pediatría han confeccionado tablas que estipulan la duración normal de estos intervalos por rangos: recién nacidos, de 1 a 3 meses, de 4 a 6 meses, etcétera.

Cuando las ventanas del sueño infantil no se corresponden con la edad del niño, surgen problemas como el sobrecansancio, estado en que su organismo libera cortisol y otras hormonas causantes de la ansiedad. El riesgo de mostrarse más irritable también aumenta, al igual que la sensación de fatiga. Como resultado, el bebé experimenta una mayor dificultad a la hora de conciliar el sueño, lo que genera un efecto bolsa de nieve. De ahí que la importancia de las ventanas de sueño esté fuera de duda.

Así funcionan las ventanas de sueño en bebés de 0 a 2 años

El sueño infantil experimenta una rápida evolución durante el primer año de vida. Las 5 u 8 siestas diarias se reducen a 2 o 3 descansos, con una menor incidencia de pesadillas y despertares nocturnos además. A continuación se detallan las principales ventanas de sueño en infantes de 0 a 2 años:

  • Recién nacidos: los neonatos permanecen despiertos durante menos de una hora. Por esta razón, realizan múltiples siestas (hasta 8) a lo largo del día. Para respetar las ventanas de sueño en un bebé recién nacido, los expertos aconsejan identificar sus signos de cansancio, como el bostezo.
  • Bebés de 1 mes: los intervalos de vigilia oscilan entre la hora y la hora y media, pues su necesidad de descanso es todavía alta.
  • Bebés de 3 meses: aunque las ventanas de sueño se acortan, siguen estando por debajo de las 2 horas, por lo que las siestas son abundantes. A estas alturas, se han adaptado a una rutina de descanso.
  • Bebés de 4 a 6 meses: los periodos entre siesta y siesta son de 2 horas o más.
  • Bebés de 10 a 12 meses: gracias a un mayor equilibrio entre los periodos de actividad y de sueño, estos intervalos son de 3 a 4 horas. En comparación con las anteriores, las ventanas de sueño a los 12 meses son más llevaderas para los cuidadores y figuras paternas.
  • Bebés de más de un año: durante el segundo año de vida, las ventanas de sueño se sitúan entre las 4 y las 5 horas, pues la frecuencia de las siestas se reduce significativamente. Entre el segundo y el tercer año, el niño sestea solo 2 horas al día, aprox.

Consejos para respetar las ventanas de sueño

Después de aclarar cómo funcionan las ventanas de sueño, es lógico abordar una serie de pautas y consejos para respetar estos intervalos y, en caso necesario, adaptarlos a la edad del bebé en cuestión. Para los papás y mamás menos experimentados, el asesoramiento a domicilio de sueño infantil es una ayuda útil para establecer rutinas y horarios eficaces.

Y es que las rutinas son determinantes para regular los ritmos circadianos, incluso en edad pediátrica. Cuando se ajustan a un horario fijo las siestas, paseos, comidas, aseos, etcétera, se obtiene un aumento de la seguridad y el bienestar del bebé. Su predisposición a dormirse también es mayor.

Media hora antes de cada siesta, es recomendable evitar cualquier actividad estimulante que pueda aumentar su adrenalina y dificultar su rutina del sueño. En su lugar, se ajustará la iluminación, se apagarán los dispositivos electrónicos y se adoptarán otras medidas para diseñar un ambiente relajado.



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